El Mayor británico Frank P. Scott, veterano piloto de la Primera Guerra Mundial, efectuó entre 1918 y 1919 presentaciones aéreas en Sudamérica. Al llegar a Chile, buscó convencer a las autoridades respecto a la conveniencia de modernizar la instrucción y otras áreas de la actividad aeronáutica militar, según las experiencias del conflicto mundial recientemente terminado.
Scott logró su objetivo tras largas gestiones, siendo contratado al efecto. Tras viajar a Inglaterra para organizar su equipo, en octubre de 1920 llegó a Chile junto a los pilotos Charles Picktorn y Oswald Manning, además de los ingenieros y mecánicos Richard Seabrook, Langley Backshall, Arthur Hammon y Robert Penneger. Además, el grupo traía consigo 4 aviones de instrucción Avro 504.
Scott estaba comprometido a formar 72 pilotos aptos para el combate, 52 del Ejército y 20 de la Armada, a un costo de 200 libras esterlinas cada uno.
Durante el ejercicio de sus labores, se dictó el Decreto Supremo 3272, de fecha 24, de noviembre de 1920. Por éste, Scott asumió la dirección de la Escuela de Aeronáutica Militar, efectuando una reforma completa de los métodos de instrucción, mantenimiento y administración logística.
Si bien esto generó resistencias iniciales entre la oficialidad antigua, pronto se demostró la bondad de las nuevas prácticas. En ello influyó que buena cantidad de pilotos formados en el sistema francés de 1913, recibieron reentrenamiento con Scott y sus instructores, asimilando pronto los beneficios de las técnicas inglesas.
Además, Scott propuso la creación de un escalafón específico de aviadores, para evitar los perjuicios originados en la pérdida de condiciones de vuelo que se derivaban del cumplimiento del requisito de mando de tropas, que alejaba a los oficiales de la práctica aérea.
Limitaciones presupuestarias derivadas de la crisis económica de post guerra, impidieron concretar algunas de las medidas planificadas, al menos con la prontitud ideal, limitando los alcances del trabajo de la misión. Sin embargo, el fuerte énfasis en la formación en tiro y bombardeo, conocimiento y empleo de armamento, táctica aérea, observación y reconocimiento, etc,, permitieron a la aviación militar ponerse al día técnicamente y profundizar su identidad específica como especialidad o arma.
Cumplido el tiempo de su contratación, Frank P. Scott regresó a Gran Bretaña a fines de 1920 con parte de su equipo. Richard Seabrook y Arthur Hammond permanecieron en Chile y sirvieron por muchos años al Ejército y luego a la Fuerza Aérea.