El 13 de abril de 1913, tras intentar realizar el raid más largo anunciado para esa época, el cual comprendía un vuelo entre las ciudades de Concepción y Santiago, fallece el aviador Don Luis Alberto Acevedo A., transformándose en el primer mártir de la aviación civil nacional.
En esa oportunidad y después de un lento despegue producto del excesivo peso de los tanques adicionales, Acevedo dirigió su Bleriot XI en dirección al río el Bío-Bío, con la finalidad de poder maniobrar y tomar altitud de mejor manera.
Mientras volaba frente a la calle Pedro de Valdivia, una corriente de aire descendente hizo caer violentamente el aparato al río, resultando el piloto atrapado entre los restos de su aeronave y falleciendo en el lugar.
Don Luis Acevedo era un entusiasta ciclista, perteneciente al club de ciclismo “Estrella de Chile”, con cuya camiseta había ganado una diversidad de carreras.
Influido por las presentaciones aéreas de la época, decidió estudiar aviación en la Escuela Bleriot ubicada en París, donde obtuvo su Brevet de Piloto el 19 de febrero de 1912. Fue así como pasó a formar parte de los avezados precursores de la aeronáutica de Chile.
Bitácora de Luis Acevedo:
Su primer vuelo en Chile, desarrollado en marzo de 1912 en el Parque Cousiño, no tuvo el final esperado, ya que resultó en un accidente con daños elevados en el avión pero salvando indemne su piloto.
Reparado el Bleriot XI, Acevedo efectuó en mayo de 1912 varios vuelos en Batuco, posteriormente continuó realizando diversas presentaciones, destacándose la del 21 de mayo en el Club Hípico de Santiago, a la cual concurrieron más de veinte mil personas, incluido el Presidente Ramón Barros Luco y otras autoridades que lo felicitaron al final del vuelo.
Realizó también ese año una gira al norte del país y a su regreso a la capital efectuó algunos vuelos esporádicos, que no estuvieron exentos de accidentes afortunadamente leves.
Esta situación dejaba a Acevedo en una posición desventajosa respecto de sus pares, ya que siendo el primer piloto chileno y haber realizado numerosos vuelos, no tenía otro galardón que exhibir.
En diciembre de 1912 Acevedo efectuó algunos vuelos en Chillán y en enero de 1913 arribó hasta la localidad de San Pedro, donde se le facilitó una cancha de aterrizaje y un viejo galpón que sirvió para albergar el Bleriot.
El 22 de marzo de 1913 se elevó desde San Pedro dirigiéndose a Chillán y posteriormente hacia Talcahuano, logrando así batir el récord de altura y velocidad de América Latina, al ascender hasta los 3.180 metros y lograr una velocidad de 170 kilómetros por hora.
Tiempo después se dirigió a Concepción, decidiendo intentar el raid Concepción-Talca-Santiago, siendo el último vuelo de este chileno valeroso, abnegado y decidido, que en un postrer esfuerzo trataba de doblarle la mano al destino, que durante su etapa de aviador le fuera siempre tan adverso.