El domingo 25 de mayo, concluyó la “Semana del Patrimonio” que se realizó en las instalaciones del Museo Aeronáutico Nacional y del Espacio ubicado en las inmediaciones del ex Aeródromo Los cerrillos.
Recordaremos los inicios del Aeropuerto Los Cerrillos, que después de la construcción del Aeropuerto Pudahuel y posteriormente Arturo Merino Benítez, pasó a ser Aeródromo Los Cerrillos, este albergó a numerosos Clubes Aéreos.
El 17 de mayo se celebró un año más del natalicio del Comodoro Arturo Merino Benítez (137 años).
En varios capítulos detallaré la historia de este hombre del cual nuestro principal aeropuerto de Chile lleva su nombre, también conocerán las actividades que se realizaron en el MNAE con motivo de la Semana del Patrimonio.
ARTURO MERINO BENÍTEZ
Primera parte.
Es uno de los ilustres personajes a quien más debe nuestra aviación, este es un bosquejo de la personalidad de Arturo Merino Benítez, su nombre suena como uno de los más importantes en el ambiente militar y aeronáutico, a quien tanto debe la aviación chilena.
Fue Oficial del Ejército de Chile y pionero de la aviación nacional, cuyo sueño fue que los cielos fuesen parte del territorio nacional, también trabajó arduamente para que así fuera.
Militar de carrera, artillero para ser más preciso, tuvo que comandar a los oficiales de Ejército que se dedicaban a esta nueva rama de nuestra defensa. Así, a los cuarenta años, comprendiendo que sólo se puede mandar con autoridad moral, cuando se conoce el quehacer de los subordinados, siguió un curso de piloto aviador.
Ampliando los horizontes de nuestra gratitud y conocimiento para aquellos que contribuyeron a hacer patria por los rumbos del cielo.
Tuvo una visión estratégica que lo llevó a pensar que el cielo era una nueva frontera para el desarrollo del país, ya que manifestaba que:
“se han creado los ejércitos para defender las fronteras terrestres, se han creado las armadas para defender las marítimas, hoy cuando surge una nueva frontera, el aire, es preciso crear una fuerza aérea destinada a su defensa”.
Arturo Merino Benítez.
Larga es la tarea de compendiar la vida del patriota esclarecido que fue el Comodoro Arturo Merino Benítez, un hombre anticipado a su tiempo, nació en Chillán el 17 de mayo de 1888, hijo de Don Pedro Eliseo Merino Feliú y Doña Clorinda Benítez Labbé.
Don. Pedro Eliseo Merino Feliú agricultor, dueño de los fundos Cocharcas y Trilico, descendiente de antiguas familias de la zona de Curicó, el abuelo de don Pedro Elíseo fue Dn. José Perfecto Dionoisio Merino Urzúa (bisabuelo de Arturo Merino Benítez), fue agricultor y alcalde de segundo voto de Curicó, también luchó por la libertad de Chile.
Doña Clorinda Benítez Labbé, nació en 1859, de una de las más respetadas familias de la ciudad de Curicó, viuda a los 36 años, dedicó el resto de su vida a sus once hijos entre ellos Arturo, que se destacaron en actividades como el sacerdocio, la diplomacia, la aviación, la marina y el comercio.
La madre de doña Clorinda Benítez Labbé, fue Clorinda Labbé Riquelme, esta era hija de don José María Labbé Torrealba y Doña Carmen Riquelme Roa (bisabuela de Arturo Merino), siendo por consiguiente sobrina en segundo grado de don Bernardo O’Higgins.
Este hombre se convertiría más tarde en el primer comandante en jefe de la FACH, fundador de la Línea Aérea Nacional (LAN), Prócer de la Aeronáutica Chilena y arquitecto del sistema aeronáutico nacional.
Su existencia estuvo llena de realizaciones, todas orientadas al bien de la comunidad y de su patria.
Perteneció a la Logia Deber y Constancia Nº 7 de la Gran Logia de Chile, donde alcanzó el grado de Maestro Masón, masón de corazón. Fue militar, nacionalista, y creyó en la entrada de Chile al mundo del aire de carácter pionero, y que significaron importantes logros a nivel latinoamericano como mundial.
Inició sus estudios en el Liceo de Hombres de Chillán, antes de cumplir los quince años ingresó a la Escuela Militar del Libertador Bernardo O’Higgins (1903), siendo designado Brigadier Mayor en el último año de su estadía en dicho plantel.
En 1908 egresó como teniente 2° del arma de Artillería con un puntaje sobresaliente.
Posteriormente sirvió en los regimientos de Artillería Miraflores y Nº 1 Tacna. Siguió curso en la Escuela de Caballería y llegó a ser un aventajado equitador y reconocido buen esgrimista.
Siempre obtuvo óptimas calificaciones conquistando su ascenso a Teniente el 16 de febrero de 1910 y a Capitán en 1913, este último por razones de mérito.
En 1917 se recibió de Oficial de Estado Mayor y fue destinado al Cuartel General del Ejército con el bien ganado título de “Especialista en Estado Mayor”.
Su interés por la aviación comienza desde muy joven. En 1918, siendo capitán de artillería y oficial de Estado Mayor, publica un trabajo titulado: “Sobre Futura Proporcionalidad de las Distintas Armas”, ya aboga por que se otorgue mayor importancia a la aviación, donde ya se advierte su interés y su fe en la eficacia e influencia que llegaría a tener el poder aéreo en los años siguientes aprovechando las experiencias que acaba de dejar la Primera Guerra Mundial.
Tres son las organizaciones creadas por él, que marcaron un hito en el desarrollo de la aeronáutica nacional, y, por ende, en el progreso de toda la nación.
Arturo Merino Benítez fue enviado en 1923 a Brasil, y nombrado Adicto Militar a la Embajada de Chile en Rio de Janeiro y en ese cargo recibió su nombramiento de Mayor.
Como oficial agregado de la Embajada de Chile, durante su estadía en Río de Janeiro, Merino Benítez comenzó a desarrollar su interés por la aeronáutica militar, conociendo la obra de Alberto Santos Dumont y recibiendo al capitán Diego Aracena tras realizar el vuelo más largo en América Latina hasta la fecha.
Su paso por tierra brasilera, deja en él profundos lazos de amistad y cariño por esa nación hermana, reflejados en numerosas cartas que escribe desde Rio de Janeiro y principalmente en el discurso que pronunció cuando debió regresar a Chile, en cuya oportunidad, ante altas autoridades militares, entre las que se encontraban el General de División Joao de Deus Menna Barreta, el General de Brigada Octavio de Azeredo Coutinho y el Jefe del Gabinete del Ministro de Guerra Osear Saturnino de Paiva, pudo expresar en alguna de sus frases:
“llevo a los Guzmán y a los Santos Dumont a deslumbrar al mundo con sus invenciones geniales”.
Tales palabras habían sido la respuesta a las felices frases del coronel Duval quien definió al comandante Merino como:
“un hombre culto y de sociedad, caballero de fina educación y profesional militar de gran valor, alcanzando con esos atributos un crecido número de amigos en el cuerpo diplomático y en círculos civiles y militares”.
Agregó el coronel Duval, que la feliz actuación del homenajeado se desenvolvió invariablemente con el “fulgor de su inteligencia, de su tacto y de su discreción”.
Durante su permanencia en Brasil, conoció personalmente a Alberto Santos Dumont con quien tuvo oportunidad de conversar largamente.
Una vez de regreso a Chile, pasó al Estado Mayor General sirviendo al mismo tiempo la cátedra de Historia Militar en la Academia de Guerra.
No olvidemos que ya en 1918 se hablaba sobre las innegables ventajas del avión, estamos cerca de la inauguración de la Línea Aeropostal Santiago-Arica, previamente Merino ha recorrido la extensa ruta a fin de imponerse de los problemas que ella encierra.
En 1924, un desconocido Francés Luis Testart, vislumbraba la posibilidad de industrializar los azarosos vuelos experimentales, un hombre idealista, mesurado y romántico. Después de hacer serios cálculos de costos, concluye que es el momento de comercializar la aviación en Chile.
Un grupo de amigos le presta apoyo, y solicita oficialmente permiso para volar el cielo chileno con fines de lucro. No encontró mayores dificultades en las esferas oficiales, y el 8 de marzo de 1925 se publica el Decreto Ley N° 412, que le entregaba la “Concesión del Aire Patrio por Tiempo Indefinido”, con el propósito de establecer una Línea Aérea de Pasajeros, correspondencia y carga que recorrería todo el territorio nacional, el acta llevaba la firma del Presidente Arturo Alessandri Palma.
La magnitud de una Línea Aérea superaba sus posibilidades de recurrir a los fondos necesarios, aunque no se puede negar que tenía espíritu visionario al vislumbrar los cielos patrios como una fuente de grandes recursos.
Además, una de las cláusulas del decreto que le entregaba la concesión establecía que si el avión no volaba en treinta días seguidos el permiso quedaría automáticamente cancelado. Sin duda el tiempo de la concesión fue el más emocionante de su vida. La empresa no sobrevivió un año, hasta que su avión se estrelló en el Club Hípico de Santiago.
En abril de 1926 Merino Benítez es asignado como director de la “Escuela de Aviación Militar” y en ese cargo fue ascendido, por mérito nuevamente, al grado de Teniente Coronel. Merino, su ayudante el Capitán José Jara y el Teniente Juan del Villar formaban parte de la planta de oficiales de la Escuela en ese año, el Comodoro aún no recibía su piocha como piloto.
