El 5 de mayo de 1928 se crea el Club Aéreo de Chile – Santiago, bajo la presidencia del Comodoro Arturo Merino Benítez, uno de los grandes precursores de la aviación civil de nuestro país. El trabajo desarrollado por el Directorio elegido en la Junta Constituyente del Club Aéreo de Chile, permitió su puesta en marcha con la aprobación de sus Estatutos y su personería jurídica por Decreto 2.274 del 20 de noviembre de 1928.
El Club Aéreo de Chile –Santiago, comenzó sus actividades en la Base Aérea El Bosque con un avión biplano Moth Cirrus y otros siete aviones traspasados al Club por la Línea Aeropostal. El primer curso de vuelo se inició el 11 de mayo de 1929 con nueve alumnos
El creciente interés por la actividad aérea, su crecimiento y la naturaleza militar de El Bosque hicieron necesario el traslado del Club a un lugar más adecuado para realizar sus actividades.
Gracias a la colaboración del industrial y filántropo estadounidense Daniel Guggenheim, quien donó miles de dólares al Gobierno de Chile para ser destinados al desarrollo de la aviación, fue posible el traslado del Club al ex Fundo Los Cerrillos, lugar donde obtuvo una franja de terreno que permitió contar con dos hangares de madera y una casa para el desarrollo de la actividad de camaradería de los socios.
El entusiasmo por la actividad aérea se extendió a provincias haciendo posible la creación de dos filiales en la ciudad de Temuco e Iquique, para luego, en escasos 10 años, contar con un Club-filial en cada una de las principales ciudades del país.
En 1938 se llevó a efecto el primer curso de vuelo de la Escuela de Aviación Civil, creada para unificar la instrucción práctica y la enseñanza de ramos teóricos. Su primer Director fue el Comandante Carlos Montecinos, secundado por el destacado piloto civil Aladino Azzari, patronímico que hoy lleva la Escuela de Vuelo.
El gran sueño del Club Aéreo de Chile – Santiago fue contar con su propio espacio para el desarrollo de la actividad aérea, lo que llevó a su presidente Eulogio Sánchez E., a realizar todas las gestiones necesarias para el traslado del Club al Aeródromo Tobalaba el 6 de noviembre de 1954.
Durante 92 años el Club Aéreo de Santiago se ha destacado por su incansable apoyo al desarrollo y fomento de la aviación civil en nuestro país. Labor que han desempeñado los diferentes presidentes que han dirigido esta corporación y también su Escuela de Vuelo, al ser pionera en la adquisición e implementación de tecnología en su flota de aviones y en la dedicación y profesionalismo con que sus instructores imparten la instrucción teórica y práctica necesaria para la formación de un piloto.
Cabe destacar que a lo largo de la historia, el Club Aéreo se ha destacado por las grandes hazañas realizadas por sus socios, de las cuales podemos destacar; el primer raid de confraternidad internacional Santiago – Lima al mando del instructor Aladino Azzari el 12 de enero de 1935; el cruce de la Cordillera de Los Andes el 27 de abril de 1945, repitiéndose este mismo vuelo en septiembre de 1946.
Entre el 12 y el 17 de diciembre de 1955 se realizó, por primera vez en la historia la “Semana Aeronáutica” que buscaba acercar la aviación a la ciudadanía.
El 28 de marzo de 1965 se llevó a cabo una masiva Concentración Aérea en el Aeródromo Eulogio Sánchez, donde se reunieron 242 aviones civiles y 10 planeadores provenientes de diferentes regiones del país.
En octubre de 1966, socios del club realizaron el traslado de doce modernos aviones Cherokee desde su fábrica en EEUU, convirtiéndose en el crucero más extenso y más importante hasta la fecha.
Una de las mayores hazañas realizadas por el Club, fue la efectuada por cuatro socios el 11 de febrero de 1983, quienes realizaron el primer vuelo crucero a la Antártica Chilena en un avión Piper Twin Comanche. Este vuelo se constituyó en un hecho histórico para la aviación civil nacional e internacional y una demostración de la capacidad operativa del Club.
En los últimos años el Club Aéreo de Santiago ha colaborado con diferentes actividades de índole social, cooperando con sus aviones y pilotos en entregar ayuda a diferentes zonas afectadas por catástrofes naturales, como fueron el Terremoto de 2010, los aludes en el norte del país, entre otros.
Así como también, cumpliendo el sueño de volar de cientos de personas, niños y adultos, gracias al trabajo mancomunado con otras instituciones sociales y al constante apoyo de sus socios.
En 92 años, el Club Aéreo de Santiago mantiene intactos los valores y objetivos de sus inicios, orientados al fomento y perfeccionamiento la instrucción aérea, poniendo énfasis en la formación de pilotos para nuestro país.
El Museo Nacional Aeronáutico y del Espacio de Chile saluda afectuosamente al Club Aéreo de Santiago en su nuevo aniversario, e invita a sus socios, familias y colaboradores a visitar nuestras instalaciones una vez terminada la pandemia.