A partir de noviembre de 1954, la Fuerza Aérea de Chile (FACH) comenzó a recibir aviones bombarderos Douglas B-26, que en número de 38 formaron parte del inventario institucional hasta ser retirados del servicio en 1973.Estos bimotores de gran poder de fuego fueron destinados al Grupo de Aviación Nº 8, unidad que al mando del Comandante de Grupo Carlos Guerraty V. se trasladaba desde Quintero hasta su nuevo emplazamiento en Cerro Moreno, Antofagasta.
En esa época, este grupo contaba solamente con los últimos tres B-25J Mitchell que estaban operativos, más algunos Beechcraft D-18S y AT-11.El B-26 prestó invaluables servicios en tiempos de crisis y fue partícipe de hechos heroicos, como los del teniente John Wall H.; quien después de salir ileso de un aterrizaje de emergencia regresó en busca de su mecánico, falleciendo más tarde producto de graves quemaduras, o el caso del sargento Dionisio Fuentes O.; quien mantuvo bajo su control el bombardero hasta que su piloto, que estaba inconsciente después de ser golpeado por la carlinga, logró aterrizar sin novedad, siendo ambos episodios actos de gran valentía que glorifican nuestra historia aeronáutica nacional.El Museo Nacional Aeronáutico y del Espacio posee dentro de su colección de aeronaves, un ejemplar de este legendario bombardero, aparato que arribó a nuestro país formando parte de la tercera partida recibida en el año 1958.
En la actualidad, este avión declarado monumento nacional a partir de 2002, se presenta con sus modificaciones efectuadas durante el programa Gun Nose implementado el año 1966. Estas actualizaciones consistieron, entre otras, en el retiro de ambas torrecillas defensivas y el cambio de su nariz de plexiglás por una artillada con seis ametralladoras calibre 50.
Invitamos a grandes y chicos a visitar la imponente estructura de esta aeronave e imbuirse de su historia, la que abarcó casi veinte años en los cielos nacionales.