Era un viaje de rutina cuando el piloto, Luis Carmona Lopehandía transportaba un pasajero y carga, cumpliendo con el recorrido Antofagasta, Tocopilla, Iquique – Arica como piloto de la Línea Aérea Nacional, cuando dirigiéndose a su último destino, su aeronave sufrió una inesperada falla en el motor, sobre las Quebradas de Camarones y Chiueloza, debiendo aterrizar de emergencia un 24 de febrero de 1939.
El piloto y su acompanñante sobrevivieron y tres días más tarde fueron rescatados por carabineros de la zona, cercana al poblado de Cuya. Pero a la aeronave se le perdió la pista por 68 años, tiempo en que su esqueleto permaneció a la intemperie como un anónimo testigo. Eso hasta ayer, cuando expertos del MNAE y de la Primera Brigada Aérea de la FACH, comenzaron a rescatar los restos desde el poco accesible sitio donde se econtraban.
La historia del rescate comenzó en 2005, cuando el Comandante de Grupo (A) Albert Widmer en un vuelo de bajo nivel, descubrio los restos de un avión y marcó su posición con un GPS. Posteriormente, dos oficiales de la FACH, el Comandante de Grupo (A) Jorge Gebauer Bittner y el Comandante de Escuadrilla (A) Arnoldo Toledo Malinowsky, siguiendo estas coordenadas, encontraron la aeronave cuando exploraban el desierto en motos todoterreno.
Las coordinadas del hallazgo, 19º, 10″28 sur y 70º, 04″59 oeste, fueron notificadas al MNAE; dándose inicio a un operativo con vistas a su recuperación.
Entre el 23 y 25 de abril pasado personal del MNAE caminó durante seis horas hasta llegar al lugar donde se encontraban los restos para evaluar su recuperación, la que finalmente se inició el día de ayer.
Los funcionarios del MNAE: su director, Ricardo Gutiérrez Alfaro, el ingeniero aeronautico, Mario Magliochetti y los mecánicos de aviación; David Muñoz, Marcos Contreras, Harold Aglony y Carlos Salazar, dieron inicio a la clasificación y desarme de la estructura, para el transporte de las partes en helicóptero hasta el Grupo de Aviación N 1, en la I Brigada Aérea, para posteriormente traerlas a Santiago.
La nave será restaurada por especialistas del Museo Nacional Aeronáutico y del Espacio en base a los planos, maderas y géneros originales, a objeto de ser presentado y exhibido al público nacional e internacional.