Un 6 de noviembre, pero del año 1954, bajo la presidencia de Carlos Ibáñez del Campo, fue inaugurado oficialmente el Aeródromo de Tobalaba, avenida que en ese entonces pertenecía a la comuna de Ñuñoa (recordemos que la actual comuna de La Reina se creó recién en 1963).
En la ceremonia de inauguración, estuvieron presentes importantes autoridades de Gobierno como el Ministro del Interior, Abdón Parra; el Ministro de Obras Públicas, Coronel Benjamín Videla; el Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile (FACH), General del Aire, Armando Ortiz; el Alcalde de Ñuñoa, Guido Mujica, entre muchos otros que con gran visión, proyectaron la importancia que este campo aéreo tendría para el país y contribuyeron a su materialización.
Origen de la idea
El aeropuerto de Los Cerrillos de esos años, es la base de operaciones del tráfico aéreo tanto nacional como internacional. Allí operaban diariamente más de 60 aeronaves comerciales y 40 militares, además, todos los aviones de los clubes aéreos del país que empleaban este campo de aterrizaje cuando arribaban a la capital, la mayoría pertenecientes al Club Aéreo de Chile y pilotados mayoritariamente por alumnos de la escuela de vuelo del club, quienes no contaban con la experiencia necesaria para prevenir los riesgos de una posible emergencia por sobretráfico.
La situación de Los Cerrillos en estas condiciones, pasaba por sobre las reglamentaciones de la época y, por ende, el Club Aéreo de Chile debió abandonar el aeropuerto. Sin embargo, no podía paralizar sus actividades y tampoco construir un nuevo aeródromo, ya que demandaba una inversión que el club no estaba en condiciones de asumir.
Fue así como en 1952, a pedido del Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile, el Ministerio de Hacienda – con la aprobación del Presidente de la República, Gabriel González Videla – incluyó un ítem de 20 millones de pesos para que dicha institución comprara al Club Aéreo de Chile la concesión de que gozaba y sus instalaciones en el aeropuerto Los Cerrillos.
Por otro lado, el Alcalde de la Municipalidad de Ñuñoa, gestionó ante la Caja del Seguro Obrero (hoy Servicio de Seguro Social) y ante la Caja de Previsión de Carabineros de Chile, un acuerdo con el cual dicho municipio daba por cumplido el requisito de urbanización de sus propiedades a estas instituciones y a cambio les exigía entregar una faja de terreno que se extendía de norte a sur, comenzando en Avenida Larraín.
La iniciativa de contar con un terreno donde construir el aeródromo se concretó a través de un Contrato de Comodato por un plazo de 30 años. Luego, gracias a la iniciativa de los diputados de la comuna, apoyados por parlamentarios de todos los sectores, el Congreso aprobó una ley que concede fondos para aeródromos y que destinó cuatro cuotas anuales de 5 millones de pesos, dinero que se invirtió en una pista pavimentada que sirviera en el futuro para casos de emergencia a la aviación militar y comercial.
De esta forma nació el aeródromo de Tobalaba, nombre del cacique araucano que vivió en este lugar y que la historia conoce por su pujanza y espíritu indomable.
Tanto cuando se iniciaron las obras como en el día de su inauguración oficial, el Club Aéreo de Chile tenía como Presidente a don Eulogio Sánchez Errázuriz. Debido a su gran contribución y aporte a la aviación civil, hoy día el Aeródromo de Tobalaba lleva su nombre.
Sólo durante el primer semestre de 2019, este aeródromo ha realizado 20.749 operaciones aéreas (despegues y aterrizajes).